domingo, 29 de septiembre de 2013

Analizando mi práctica profesional: cuál es el interés que desarrollo y cuál considero que es el ideal



Al reflexionar acerca de cuál es el interés que el actualmente desarrollo en mi práctica profesional, considero que es el interés práctico.

Soy profesora de violín en un programa abierto a toda la comunidad, en el que todo aquel que quiera aprender de música puede hacerlo, sin importar su edad o sus conocimientos musicales. En este momento, tengo alumnos desde los 9 años hasta los treinta y más. Incluso, en tiempos anteriores he trabajado con alumnos mayores a los 40 años.

En mi lugar de trabajo, no trabajamos con un curriculum impuesto. El Programa trabaja bajo un modelo por competencias, es decir, se delimitan cuáles habilidades debe el estudiante poder realizar o ejecutar para poder pasar al siguiente nivel. Por lo tanto, cada nivel no tiene duración predeterminada, sino que depende del avance del estudiante.

Tiempo atrás, los profesores que conformamos la cátedra de violín del programa discutimos entre todos cuáles son las habilidades que deseábamos que nuestros estudiantes pudieran tener al finalizar cada nivel. No se trata de que sepan tocar una canción o pieza musical específica, sino de desarrollar habilidades que puedan poner en práctica en otras piezas u otras situaciones. Por ejemplo, que pueda tocar una pieza en “X” tonalidad o que pueda tocar una pieza con ciertos ritmos determinados o que pueda demostrar que realiza de manera correcta cambios de posición. De esta manera, los docente no definimos en conjunto cómo cada uno va a enseñar: no hay un paso a paso, ni elección de qué método en específico vamos a utilizar, pues cada quien tiene libertad de cátedra y libertad de tomar sus decisiones, de acuerdo a sus estudiantes y sus posibilidades. En este sentido, cada docente debe usar su punto de vista interpretativo de análisis (sus juicios) para elegir cuál es la acción a emprender. Los docentes tenemos el derecho y la obligación de darle nuestro propio significado al texto propuesto, como lo plantea el interés emancipador.
Los docentes del Programa podemos tomar nuestras propias decisiones.

Ya en el aula, el orden general de cómo los estudiantes aprenden los contenidos los defino yo (por ejemplo, cuál patrón de dedos es el siguiente a aprender), sin que eso signifique que si hay preguntas de temas fuera de lo que estamos viendo no sean contestadas y abordadas. Esto es porque hay debe haber un orden en cuanto a la adquisición de aprendizajes, que les permita ir cada vez más aprendiendo nuevos conocimientos sobre los anteriores.

Los estudiantes participan en la elección de contenidos.
Algunas de las piezas que mis estudiantes aprenden las elijo yo, pero otras las eligen ellos, de acuerdo a sus gustos, intereses y posibilidades. La consigna es que ellos sugieran cuál pieza quieren tocar. Generalmente nunca desapruebo una de sus sugerencias, a menos de que elijan piezas muy elevadas para el nivel de ellos. Tomo la pieza que ellos desean tocar y las arreglo, es decir, las adapto al nivel de lo que ellos pueden tocar en este momento. Así, las elecciones han sido tan variadas que van desde aprender a tocar “Cumpleaños feliz”, hasta piezas de “Los Beatles” y piezas de series de animé. De esta manera, la elección de contenidos no recae únicamente en la docente. Los estudiantes forman parte de la elección, lo cual es muy importante en el interés emancipador.

En el desarrollo de las clases, no interesa cuánto tiempo duremos trabajando una pieza, pues lo importante es el proceso y todo lo que se aprendió en él. Interesa que el estudiante comprenda qué es lo que está haciendo y por qué, de manera que pueda tomar decisiones por sí solo. Esto es importante porque ellos idealmente deben estudiar todos los días en su casa y como docente, no voy a estar con ellos en sus casas, diciéndoles qué está “bien” y qué está “mal”. Deben desarrollar criterios por sí solos.

En este sentido, Grundy (1991) plantea que el contenido del curriculum debe “estimular la interpretación y el ejercicio del juicio a cargo tanto del alumno como del profesor, en vez de favorecer el aprendizaje rutinario de la demostración de destrezas preespecificadas” (p. 110). Considero que en mi práctica laborar se puede observar la cita anterior. En lo personal, no me interesa únicamente que el estudiante toque su instrumento de manera brillante y perfecta (y que demuestre esas destrezas pre-especificadas); interesa cómo llegó hasta ahí (su proceso de aprendizaje).

Los procesos evaluativos se dan de diversas maneras y apoyan la idea anterior. En primer lugar se da en el desarrollo de las clases, donde los motivo a que ellos mismos se corrijan, que den sus propios criterios acerca de lo que acaban de tocar. Podemos hacerlo inmediatamente después de cada ejecución, de acuerdo a lo que ellos escucharon o a veces usamos grabaciones (en audio y video). De forma paralela, me gusta que sus compañeros también desarrollen el sentido del criterio. Cuando deben opinar acerca de las ejecuciones de sus compañeros, siempre les solicito que digan al menos un aspecto positivo y al menos un aspecto a mejorar. Trata de no hablar de error o de aspecto negativo, sino orientado hacia lo que pueden trabajar en el futuro que les sea de provecho. También, los estudiantes reciben correcciones de mi parte.
En clases, los estudiantes opinan y desarrollan el sentido del criterio.

En las lecciones, hay mucho diálogo e interacción entre docente-alumnos, lo cual es característico del interés práctico. Pueden hacer preguntas cuando tienen dudas en cualquier momento. También, me gusta hacerles preguntas para que ellos se den cuenta de qué es lo que están haciendo y que comprendan los procesos detrás de sus acciones. Me gusta también que ellos expliquen a sus compañeros. A veces si uno tiene dificultad para entender un concepto, trato de que otro compañero sea el que le explique. Esto es un tipo de evaluación formativa. Además, al utilizar juegos como recurso didáctico, intercambiamos roles. Paso a ser una más que participa de la dinámica, mientras ellos lideran la actividad o la pieza a ejecutar.

Así, trato de que el ambiente de clase proporcione oportunidades adecuadas para el aprendizaje y la construcción de significado. Se trata de que comprendan lo que hacen y no sea una simple ejecución mecánica. Para mí, no interesa tanto el producto final, la pieza en sí (si la ejecutó de manera impecable al final), sino todo lo que aprendió en el proceso.

Esto tiene relación con las otras maneras de evaluar. Cada seis meses realizamos lo que yo llamo un “control”. Yo lo llamo así porque no me gusta que piensen que es un examen. Ese día cada estudiante presenta a un grupo de profesores algo del material que se ha venido trabajando en el bimestre. No tiene una calificación numérica y no determina si el estudiante aprobó o no el bimestre. La finalidad es que entre todos los docentes demos nuestros puntos de vista y sugerencias para mejorar en los estudiantes. Hay aspectos que una como profesor deja de ver (por ejemplo, algún problema con la técnica) que los otros profesores sí lo notan y pueden aconsejar con ejercicios para mejorar. Al finalizar el control, a cada uno de mis estudiantes les doy una hojita con los comentarios dados, los que se divide en aspectos positivos y otros los aspectos a mejorar (como lo hicimos en clase), los comentamos en clase y tratamos de implementar los consejos dados.

Los estudiantes participan en recitales.
También cada seis meses realizamos un recital abierto al público en el que presentan piezas y comparten su quehacer musical con la comunidad. A veces el repertorio lo elijo yo y en otras ocasiones lo eligen ellos.  El criterio que se usamos es que se sientan cómodos tocando la pieza. Los recitales los grabamos en video y luego los edito para poder verlos en la clase siguiente para analizarlos. Comentamos además cómo se sintieron, cómo manejaron los nervios, si tuvieron alguna dificultad en algún pasaje cómo lo resolvieron, entre otros. Es decir, no nos enfocamos en el error ni en el producto, sino en todo el proceso.


Sin embargo, el haber conocido acerca de los interes y su relación con la práctica educativa, me hizo reflexionar más acerca de lo que quiero para mí y para mis alumnos. 

Por ello, considero que el interés que desearía practicar en mi quehacer profesional es el interés emancipador, pues está centrado en una verdadera educación que forme personas autónomas, que puedan desarrollar juicios críticos, reflexivos y argumentados en su quehacer diario. Este interés busca la emancipación, pero no sobre la libertad de los demás, aunque la emancipación sea, a fin de cuentas, una experiencia individual. Creo que bajo este interés es posible que nuestro mundo deje de ser tan individualizado y que cada quien deje de preocuparse solo por su propio bienestar (o el de sus personas más allegadas). Si logramos trabajar junto con los demás, en beneficio de todos (y no solo de unos cuantos) podemos tener una esperanza para solucionar problemas tan grandes como la corrupción, la contaminación ambiental, la distribución desigual de la riqueza, solo por mencionar algunos. Bajo este interés, es posible construir y reconstruir un mundo mejor. Es posible formar un ciudadano comprometido con lo que acontece a su alrededor, que no espere que los demás solucionen los problemas por él mientras se cruza de brazos. Esto es posible porque este interés une reflexión con práctica; no existe una sin la otra.
Trabajar con el interés emancipador permite trabajar junto con los demás,en beneficio de todos, en pro de un mundo mejor.

En el ámbito educativo, este interés promueve relaciones dialógicas entre docente y alumno, tanto que el docente puede dejar de ser docente y convertirse en alumno. El saber no está en manos de una sola persona y me agrada la idea de que es posible aprender de todos en cualquier momento. No se trata de cualquier tipo de aprendizaje, sino de aprendizajes significativos.

Una educación bajo el interés emancipador toma en cuenta los diferentes contextos y las diversas realidades. No hablamos de una educación única, de una visión de saber igual para todos. Pues el saber se construye en cada aula, en cada momento de aprendizaje (sea dentro o fuera del aula).

Por último, una educación bajo este interés hará que abramos los ojos y nos percatemos de la condición en la que vivimos hoy en día, que nos demos cuenta de la opresión y el poder que tiene la ideología dominante (de la que hoy es posible que no nos demos cuenta) y nos obligue a tomar partido y acciones. 

En este sentido, la educación musical no solo puede formar parte de este proceso y no quedarse excluida sino que debe. Su papel no solo es importante sino necesario. Más allá de los beneficios personales que puede traer el aprendizaje de un instrumento musical y del aprendizaje de la música, por medio de ella es posible formar personas sensibles, que puedan trabajar en equipo, que desarrollen su sentido crítico y reflexivo de todo cuanto les rodea y que puedan unir teoría con práctica para hacer praxis. 
La educación musical debe participar también de la transformación de nuestro mundo.

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Estimada Mariana
    Espero se encuentre muy bien.
    Me parece muy interesante la forma en que desarrolla su blog. Me gusta mucho leer sus aportes y el enfoque musical que le brinda a sus trabajos. A pesar de que nuestros campos laborales son muy diferentes usted con una competencia como lo es la música y yo con docencia más académica, identifico muchos puntos en común, por ejemplo nuestro interés por buscar como convertirnos en profesoras más emancipadores que promuevan en los estudiantes una serie de aprendizajes más significativos para la vida.
    Considero en la época actual donde toda la información está al alcance de un click es nuestro deber ayudar a los niños y estudiantes en general a aprender no tanto de manera memorística sino más bien aprendiendo a hacer uso de este conocimiento y aplicarlo a la vida real. Le felicito por la forma en que realizó su mapa conceptual sobre interés técnico, me quedó muy clara la información.
    Muchas bendiciones Cielo Porras

    pd.Debido a que mi comentario está borrado lo agrego nuevamente ( ver fecha original 8 de octubre)

    ResponderEliminar
  3. Hola Cielo,
    Gracias por tus comentarios. Los había leído en el comentario del 8 de octubre, que por alguna razón desaparecieron y me agrada volverlos a leer. Saludos,
    Mariana Salas

    ResponderEliminar