Al reflexionar
acerca de cuál de los intereses presentados es el que se evidencia
primordialmente en el sistema educativo costarricense, el interés técnico es el
que destaca. Esto no quiere decir que no haya intentos certeros y eficaces que sigan
los otros intereses y que tengan como fin una educación más enfocada hacia la
comprensión (siguiendo el interés práctico) o hacia la emancipación (siguiendo
el interés emancipador). Sin embargo, en mi opinión personal, el interés
técnico es el que prevalece y se puede observar desde la educación primaria y
secundaria y hasta la universitaria.
Por ejemplo, en
el país, los contenidos de la educación primaria y secundaria son definidos de
antemano por el Ministerio de Educación Pública, al menos en el caso de la
educación pública.
Los contenidos
son elegidos por personas fuera de las aulas, que no participan del encuentro
educativo. Esas personas plasman dichos contenidos en los planes de estudio,
los cuales deben ser cumplidos por todas las escuelas, independientemente de
las diferencias que puedan existir entre ellas. Entre estas diferencias pueden ser
el número de estudiantes por aula, los recursos con que cuenta la institución,
la infraestructura de la misma, el personal docente y administrativo y su
preparación académica, el contexto en el que viven, entre otros.
Estos planes
son como recetas a seguir, paso por paso. Definen qué es lo que se quiere que
el estudiante aprenda y en qué edad. Es decir, la educación sigue un eidos, un ideal que alcanzar, como lo
plantea el interés técnico.
Así, por
ejemplo, al final del año, se espera que todos los estudiantes que cursen el
quinto grado (sin importar la zona del país en la que se encuentren), deben
haber aprendido los contenidos estipulados en el plan de estudios. Nos
encontramos entonces ante planes de estudio descontextualizados y uniformados
para todos, que no toman en cuenta las diferencias propias de cada contexto que
tienen una gran incidencia en el curriculum. Sin embargo, nuestra realidad es
otra y no todos los niños que cursaron quinto grado terminaron aprendiendo lo
mismo.
El conocimiento se presenta fragmentado. |
Además, los
contenidos son presentados de manera dividida. Por un lado reciben español, por
otro estudios sociales, por otro matemática, por otro inglés y así
sucesivamente. Tampoco se les enseña cómo unir esos conocimientos y, en el peor
de los casos, tampoco se les enseña cómo aplicar dichos conocimientos a la vida
diaria (algo que pasa mucho por ejemplo en matemática). Esta manera de
implementar los programas de estudio corresponde ante una visión fragmentada
del conocimiento.
Los programas
de estudio (el eidos) predeterminan
los resultados, en todos los niveles. Un ejemplo claro de este aspecto son las
pruebas de bachillerato (al final undécimo o doceavo año – en el caso de los
colegios técnicos). Todo estudiante costarricense que desee obtener el título
de bachiller en educación media debe aprobar dichos exámenes, independientemente
de si asistió a un colegio público o privado. (Por lo tanto, los colegios
privados también se ven afectados por el eidos
original). Sin este título, no es posible continuar con los estudios
universitarios y hasta en algunos lugares de trabajo lo piden como requisito. Las
pruebas son redactadas y revisadas por personas fuera del encuentro educativo.
Por lo tanto, no reflejan lo que verdaderamente se aprendió en clase, sino lo
que los diseñadores del curriculum (en este caso, el gobierno) quiere que el
estudiante sepa.
Nuestra educación está centrada en el producto, como por ejemplo, la aplicación de exámenes. |
Es una
educación enfocada al producto; se centra es conocer si el alumno sabe o no lo
que se espera que sepa según el programa de estudios que le corresponde. No
interesa el proceso de aprendizaje ni cómo lo aprendió. Además, se le da mucho
valor a la nota final, a la calificación numérica y no al proceso. Tiende a ser
una evaluación sumativa, relegando la diagnóstica y la formativa. Por ejemplo, a
pesar de que los escolares costarricenses aprenden a leer y a escribir, hay
algunos estudios (Ver Juan puede leerlo más no logra explicarlo)
que señalan que les cuesta comprender lo que leen (y mucho menos tomar una postura
crítica ante lo que leen). También se les dificulta producir y redactar. ¿Será
que los grandes intereses no quieren tener ciudadanos que sepan criticar, reflexionar
y cuestionar lo que acontece?
Es necesario
aclarar que esto no quiere decir que los contenidos que están aprendiendo los
escolares y colegiales por sí solos estén errados, sin embargo, no se les
enseña a aplicarlos y a juzgarlos de manera crítica.
Por otra
parte, en la educación costarricense, le corresponde al profesor implementar el
plan previamente designado. El docente no tiene injerencia en la elección de
contenidos y objetivos. Debe, además, rendir cuentas a final de año (o al final
de cada trimestre).
Por su parte,
el alumno tiene un rol pasivo, pues no participa de la elección de contenidos y
objetivos. Su punto de vista es obviado y su papel consiste en acatar y
aprender lo que el docente le enseña. De manera genera, no hay
fomento de la reflexión crítica del mundo en el que vive.
Detrás de este
proceso de aprendizaje están los intereses por mantener el control de la
ideología dominante.
Por ejemplo, en los últimos años se le ha dado un gran
impulso a materias como inglés y computación, ya que estos son los
requerimientos que está pidiendo el mercado, en especial el laboral. Es común
que ahora los muchachos que se gradúan del colegio terminen trabajando en un
call center, realizando trabajos mecánicos (utilizando sus conocimientos de
inglés y computación), pero sin realizar tareas creativas y productivas y
aportando aspectos positivos para el país. Se trata de mano de obra barata para
los grandes intereses de las trasnacionales, que en muchos casos, no se queda
en el país (capital golondrina). Incluso, en algunas instituciones educativas
están empezando a impartir mandarín, dado el incremento en la influencia que ha
tenido China en la economía mundial. Al final, lo que se quiere es que los que
sigan dominando lo sigan haciendo, manteniendo de esta manera el control social
(como apunta el interés técnico).
Nuestra educación busca mantener el control. |
Es importante
mencionar que no es que estas materias (inglés, computación, etc.) presenten
contenidos errados o indeseables, sino que no se está pensando para qué fin se
les quiere. Es el uso que se le dé al saber: ¿para qué sirve?, ¿a los intereses
de quién (los míos, los de aquellos o para el bien social)?
Es posible,
además, encontrar contradicciones en los discursos. El actual Ministro de
Educación Pública Leonardo Garnier dio un discurso para la independencia en el
pasado mes de setiembre en el que llama a “educar para la libertad”. Garnier (2013)
menciona en su discurso “La educación debe formarnos como personas libres,
autónomas, responsables, solidarias. Esto, que parece tan obvio, es algo que
fácilmente podemos menospreciar cuando educamos. A veces parece que educamos
solo para la obediencia, sin darnos cuenta que, cuando simplemente obedecemos,
delegamos nuestra autonomía, delegamos nuestra libertad: no somos responsables,
somos obedientes. Pues bien, yo no quiero una educación para la obediencia,
quiero una educación para la libertad” (párr. 6). (Para leer el discurso
completo ir a Discurso: La independencia exige educar para la libertad).
A pesar de expresar dichos deseos, la realidad es otra y está lejos de
acercarse al interés emancipador que anhela el ministro.
Coincido con tus apreciaciones, e insisto en la importancia y necesidad de estos espacios de reflexión no solo en procesos de especiaización como los nuestros, sino en las instituciones en las que laboramos.
ResponderEliminarComo bien lo estamos revisando en el curso de Orientación Psicopedagogica I, nuestra labor también tiene relación con la planificación y gestión de espacios de reflexión, analisis y generación de propuestas que impliquen crecimientos en las instituciones y en las poblaciones con las que trabajamos.
Hola Adriana,
ResponderEliminarTe agradezco todos los comentarios que has hecho.
He leído los blogs de otras compañeras y creo que hemos coincidido en que el interés que está predominando en la educación costarricense es, lamentablemente, el técnico.
Además, concuerdo con vos que este proceso de reflexión que iniciamos en el curso debe continuar y poner manos a la obra (¡manos a la acción!). Resalto lo que mencionas acerca de reflexionar acerca de las intenciones ocultas y qué es lo que queremos de nosotros como comunidad, como sociedad.
Saludos
Hola Mariana me impactó la imagen utilizada para ejemplificar como la educación desde un interés técnico busca mantener el control, eso es lo que nuestro sistema educativo hace, que todos y todas aprendan iguales contenidos y al mismo ritmo, esa es la clase "perfecta", niños que no "molesten" con cuestionamientos, sólo deben obedecer. Dejando de lado lo enriquecedor de cada una de las personalidades y vivencias de los estudiantes.
ResponderEliminarJohanna